21.- Del odio al amor: mi Erasmus y la educación francesa

En esta entrada voy a hacer una apreciación necesaria a mi año de Francia -si no ahora, ¿cuándo?- de Erasmus, y ya que estamos, pues por qué no, hablar de la educación francesa en términos generales y dirigidas a los años universitarios.

Bien, para acceder a la universidad en Francia, funciona como en España: tienes que superar una prueba llamada Baccalauréat para poder acceder a la universidad, o bien obtener el diploma. Una vez admitido en el sistema universitario, sus etapas son diferentes a los demás países. Francia tiene universidades tanto privadas como públicas -al igual que hay centros universidades técnicas más especializadas, como las tecnológicas o las profesionales-, pero también poseen unas escuelas llamadas 'Grandes Écoles', que básicamente son universidades públicas de mucho prestigio internacional, por lo que tienen políticas de admisión basadas en el ranking nacionales en concursos donde los alumnos que lo deseen pueden pedir su plaza.

Muchos estudiantes de todas partes del mundo realizan sus estudios universitarios en este país, por lo que las universidades tienen departamentos que ofrecen programas de 2 años en francés para que los alumnos adquieran la fluidez para entrar en una grado totalmente inmerso en esta lengua -si no presentan su nivel acreditado del idioma previamente-. Por el contrario, hay grados bi-lengua compartido con inglés, donde los alumnos no tienen problema de acceso ni necesitan de nivel mínimo del francés. En cuanto a la estructura, los grados sólo tienen 3 años de formación y las clases normalmente son basadas en dos tipos de cursos: los cursos magistrales -que no tienen asistencia obligatoria, se dan en grandes auditorios con hasta 1000 plazas y los profesores dan la parte teórica de la asignatura y el contenido se reparte en libros a todos los alumnos- y las trabajos dirigidos, llamados también TD -asistencia obligatoria, se dan como complemento a las clases magistrales y basan sus clases en prácticas-. Y bueno, lo que a nosotros más nos llamó la atención fue que la calificación no se hace sobre 10, si no sobre 20 -en varias partes de Europa lo hacen, no sólo Francia-, lo que causaba una confusión bastante embarazosa en las primeras pruebas, porque a veces pensabas que tenías buena nota y era un triste 5.

Bueno, ahora, a lo que nos interesa. Mi Erasmus lo hice ya hace 3 años -qué tristeza por Dios- y la primera opción nunca fue Francia; mi futuro como ya he explicado lo veía en Londres, pero las opciones para el país eran solo de medio año -mentira, porque quien se fue, estuvo todo el año al final- y sólo habían 3 plazas en diferentes sitios de Reino Unido. Una amiga al final me convenció de pedirla con ella en Rennes, una pequeña ciudad situada en la Bretaña Francesa al oeste del país ; le habían hablado muy bien de ella y quería probar y por qué no, irnos juntas en esta aventura, así que allí nos fuimos. Tuvimos la maravillosa suerte de que nos admitieron a más canarios de los que decían -en total éramos 5, vaya fiesta canaria- y la experiencia no pudo ser más inolvidable. 
La convivencia fue maravillosa en la residencia, siempre subiendo y bajando escaleras porque claro, cómo va a tener ascensor, con la universidad a 3 minutos a pie; un comedor que estaba al lado y el precio no podía ser mejor -si no quieres malgastar como hice yo, no lo pienses-. Me encantaría decir que la fiesta era igual, pero mentiría como Pinocho; tenía algún pub y discotecas, pero nada en comparación a España, abrían desde las 7 y cerraban a las 4 con suerte. Los viajes hechos, otra aventura que mejor no cuento; y en cuanto a las clases, asistencia siempre obligatoria -pobre de nosotros-; eso de que a los Erasmus se les da favoritismo, dónde estaba? Porque en Rennes te aseguro yo que no. Pero oye, que los canarios vimos nevar por primera vez en nuestra vida!  -abstenerse de reírse-, y pocas veces encontrarás a personas tan felices con un fenómeno atmosférico, te lo garantizo!!!.
Sin embargo y a pesar de las contras que habían, cómo cambiar uno de los mejores años de mi vida; hice unos amigos que no cambiaría por nada y una piña increíble que pocas veces he encontrado así de unida al tan poco tiempo de conocernos. 

Y es que supongo que el Erasmus se basa en eso, en la intensidad hecha realidad por vivir todo en 9 meses; desde luego no cambiaría nada de lo que hice ni de la decisión que tomé, y desde aquí por siempre agradecida a mi amiga Zene por arrastrarme en su destino Erasmus y hacerme hecho elegir esa ciudad; ojalá estar de vuelta en la cocina de la planta 3 de Cézembre o en la 1 de Bréhat haciendo la cena en pijama siendo radiopatio; ojalá otro año igual que ese













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