Siendo sincera, a lo largo de mi vida estudiantil he tenido muchísimos profesores que me habrán llegado a marcar de alguna forma u otra; tanto de pequeña como a medida que he ido creciendo, más o menos tenía calados a esos profesores que sabía que no me harían el curso fácil o, por el contrario, los que me ayudarían y apoyarían hasta que lo terminara sin tener ningún problema… Qué equivocada estaba! Nadie me contó que aquellos profesores con los que peor te llevabas y más discutías -si te lo permitían y había forma de no tener una relación tan estricta de alumno/profesor- son los que al final, más te iban a marcar tu carrera escolar a lo largo de los años, y a de los que más te acordarías con aprecio y gratitud.
Desde que cumplí 3 años en adelante, he pisado 3 instituciones diferentes entre colegios e institutos; y por ello, han sido diferentes profesores con diferentes metodologías y didácticas las que me han llevado a ser la misma que soy ahora.
Desde Infantil a Primaria, estuve en un
colegio público en la capital de Las Palmas de G.C. llamado C.E.I.P Iberia,
donde tuve clase con, afortunadamente, casi todos los profesores presentes hasta que finalicé la etapa escolar en 6º de Primaria; cada uno de ellos me aportó algo
diferente, pero hubo una con algo especial llamada Mari Carmen; era mi
profesora de Inglés en el último curso y fue la que, enseñando la asignatura,
recuerdo que siempre me decía la facilidad que tenía para aprender la materia y
lo lejos que podía llegar si me lo proponía -aunque también fue años después
profesora de mi hermano y le decía lo mismo, por lo que perdió credibilidad
hasta que nos hemos visto los dos estudiando una carrera de idiomas-.
Cuando fui al instituto, recuerdo que mis padres me
propusieron cambiarme de instituto -por el colegio al que iba, tenía
preseleccionado uno, pero era lejos de casa- para estar más cerca
-concretamente, a 10 minutos caminando; se llamaba I.E.S Siete Palmas, como mi
barrio- y, aunque la decisión no caló bien en mí, tiempo después me di cuenta
de que probablemente haya sido la mejor decisión tomada en ese momento. Los
primeros días agradecí no ser el bicho raro por llegar de otro instituto que no
correspondía al que era, puesto que habían muchas caras nuevas. Hice muchísimos
amigos que aún me enorgullezco de decir que conservo, pero en cuanto al personal docente,
no fue hasta 4º de E.S.O que descubrí a un gran profesor que le cogí tirria y
tiempo después le agradecería todas las malas épocas que me hizo pasar. Se
llamaba Antonio Martel y daba Lengua Castellana y Literatura; todos los
alumnos de cursos mayores nos decían que le cogiéramos desde el principio el truquillo o
estábamos perdidos… pero sinceramente, yo estaba en una época que me daba igual
todo -y mi clase no era la idónea ni la más soñada- y creo que por eso mismo el profesor se fijó en mí más que en ningún otro
compañero de la clase y me metió la caña que a día de hoy sigo agradeciendo.
Era un profesor poco tradicional, decía palabrotas en clase y nos dejaba
tutearlo -para ser un instituto público, este comportamiento aún seguía estando mal
visto-; los exámenes los puntuaba de forma que restaran las incorrectas y
siendo morfología y gramática, los hacía tipo test… Me hizo aprender el temario
a base de errores, fracasos, repeticiones y ver la morfología -la gran odiada por los
estudiantes- de una forma que me terminó saliendo de forma natural con el paso del tiempo;
Martel siempre fue un profesor que al final, se quedaría en mi memoria como
aquel profesor que me enseñó que, a base de fallar también se puede aprender; y nadie sabe lo mucho que tengo que agradecerle aunque a veces quisiera decirle 4 cositas y me sacaba de mis casillas como ningún otro.
Por último, cuando vi que el Siete Palmas no tenía el nivel
que buscaba de Inglés -sabía que quería estudiar mi carrera desde E.S.O, así de metódica y organizada soy-, mi
madre como ángel de la guarda y profesora de instituto que es, salía del que había
sido su instituto de destino los últimos 3 años: el I.E.S. Los Tarahales; era un
instituto teóricamente nuevo -no tenía ni 25 años- y su programa de Inglés
tenía muy buen nivel y resultados positivos en alumnos que habían hecho carreras de
idiomas. Confiada y con miedo al mismo tiempo, me cambié de instituto para
comenzar allí Bachillerato. Al contrario de mi anterior instituto, muchos de los
profesores ofrecían ayuda y te marcaban su año educativo de forma excepcional,
pero no podía ser menos que tendría que nombrar a mi profesora de Inglés de
último año y a la que tengo tanto que agradecer también: Gracia.
Gracia es una de esas profesoras que te marcan desde el primer momento que entra por la puerta del aula el primer día, no sólo por su
forma de dar clase -se va paseando de un rincón de la clase a otro y te va echando un cable desde que lo necesitas- ni por su
rechazo al uso de libros y a favor del uso de las nuevas tecnologías –¡profesores,
escuchen, es importante y hay que asumir que el futuro está aquí!- , sino por el amor y dedicación que le emplea a su
asignatura, transmitiendo sus saberes de tal forma, que hace que por un momento
tu también te pienses si realmente no te gusta el Inglés o tu rechazo se debe a la calidad
pésima de profesores que hubiéramos tenido anteriormente. De una forma u otra,
Gracia me salvó de pensar que no servía para el Inglés y me bajó la nota en la
última evaluación sólo porque sabía que se iba a tragar sus propias palabras
cuando hiciera la PAU; a ella y a todos ellos le agradezco que me hayan moldeado
y me hayan hecho ser la estudiante que en la actualidad me he convertido.
¡Qué guay! desde pequeñita encaminada hacia el inglés
ResponderEliminarComo debe ser :P
EliminarUna entrada muy particular a la vez que profunda. Me ha gustado mucho saber de tu pasado con el inglés y quienes te motivaron con esta lengua tan encantadora.
ResponderEliminarEspero que tuvieras algún profesor en la Uni que te marcara positivamente.
Un abrazo <3
Carla, leyendo el título pensaba que se había muerto alguien, que susto me has pegado. Me ha encantado tu post, sobre todo porque es un homenaje a esos profes que a pesar de su método de enseñanza, te han hecho ser la persona que eres hoy en día. Me alegro muchísimo por tí. Un abrazo enorme!
ResponderEliminarHola Carla. Aunque no me hayas dicho nada, ves que me ha llegado. Tus palabras hacia mí me han emocionado. No me perdonarás nunca, ni debes hacerlo, que fuese la PAU quien te pusiese tu merecido 10 y yo me quedase en el 9. Soy un poco tacaña, lo reconozco ;) Por cosas como éstas una se va a dormir con la sensación del deber cumplido. Gracias, gracias y mil gracias. Sabes que te deso todo lo mejor y te mereces todo lo bueno que te pase. Un abrazo enorme!
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